“somos una especie en peligro de extinción”

Si vas a ser terco, al menos asegúrate de que el camino esté pavimentado con buenas anécdotas. ¡Nos vemos en la cima, o en el próximo intento de llegar allí!

¡Hola, emprendedores tercos! Hoy quiero compartir una reflexión que me ha rondado la mente últimamente: "Somos una especie en extinción". Pero no te alarmes, no estoy hablando del fin de la humanidad (al menos no todavía). Me refiero a nosotros, los emprendedores, ese raro pez que decide nadar contra corriente, a veces con más terquedad que sentido común.

Piénsalo, ¿cuántas veces te han dicho que tu idea está destinada al fracaso? ¿Cuántas veces has sentido que el mundo conspira en tu contra y que tus sueños son solo eso, sueños? Sin embargo, aquí estamos, persistiendo, insistiendo y, a veces, resistiendo. Somos una especie en extinción porque en un mundo donde la seguridad vale más que el riesgo, nosotros elegimos lo incierto.

Recuerdo una vez, cuando recién comenzaba con mi primer negocio. Todos me decían que estaba loco, que mejor optara por un trabajo estable. Pero mi terquedad fue más fuerte. Me lancé al vacío, sin paracaídas y, aunque terminé con unos cuantos raspones, aprendí a volar.

Como emprendedores, nos enfrentamos a desafíos constantes, desde la competencia feroz hasta los cambios de mercado inesperados. Pero ¿sabes qué? Esta capacidad de adaptarnos y reinventarnos es lo que nos hace tan especiales.

Así que, queridos amigos, aunque parezca que estamos en peligro de extinción, recordemos que cada "no" que escuchamos es una oportunidad para demostrar que podemos convertirlo en un "sí". Y si alguna vez te sientes como el último de tu especie, recuerda: los dinosaurios también eran una especie en extinción, pero ¿cuántos de ellos tienen películas de Hollywood dedicadas a su legado?

En resumen, no importa cuán terca sea tu idea o cuántas veces te digan que no funcionará. Sigue adelante, porque a veces, el secreto del éxito está en ser tan terco como una mula. Y si no lo logras, al menos tendrás una historia divertida para contar.

Moraleja: Si vas a ser terco, al menos asegúrate de que el camino esté pavimentado con buenas anécdotas. ¡Nos vemos en la cima, o en el próximo intento de llegar allí!

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julio Uribe julio Uribe

¿Y mi familia que culpa tiene?

Ser emprendedor es un camino lleno de desafíos, y reconocer el papel que juega la familia es crucial. Ellos no tienen la culpa, pero sí son soldados de primera línea en esta batalla por construir un futuro mejor. Por ello, es importante agradecerles, ser consciente de sus sacrificios y recordar que, al final, este es un viaje que hacemos juntos.

A menudo reflexiono sobre el impacto de ser emprendedor y cómo este camino no solo me afecta a mí, sino también a mi familia. El título "¿Y mi familia qué culpa tiene?" resuena profundamente, ya que encapsula la realidad de cómo nuestros sueños y ambiciones pueden repercutir en aquellos que amamos.

Cuando decidí emprender, lo hice con la pasión y la determinación que caracterizan a quienes siguen su propio camino. Sin embargo, pronto me di cuenta de que este viaje no lo hago solo. Mi familia, aunque no eligió este estilo de vida, se ha convertido en parte esencial del proceso. Ellos han tenido que adaptarse a mis horarios impredecibles, a las preocupaciones financieras y al estrés constante que a menudo acompaña a la vida emprendedora.

Mis hijos, por ejemplo, han aprendido a ser pacientes cuando las llamadas de trabajo interrumpen nuestros momentos de juego. Mi pareja ha asumido responsabilidades adicionales en el hogar, entendiendo que mis días no siempre terminan a las cinco de la tarde. Y mi madre, aunque a veces preocupada, siempre han mostrado un apoyo incondicional, incluso cuando no entienden del todo por qué elijo un camino tan incierto.

Este viaje no ha sido fácil para ellos, y a menudo me pregunto sobre el peso que tienen que cargar por mis decisiones. Sin embargo, también veo cómo esta experiencia les ha enseñado a ser resilientes, a valorar el esfuerzo y a entender que los sueños requieren sacrificio. Mi familia es mi ancla y mi impulso, y por eso, aunque a veces me pregunte "¿qué culpa tienen?", sé que su apoyo es fundamental para mi éxito.

Ser emprendedor es un camino lleno de desafíos, y reconocer el papel que juega la familia es crucial. Ellos no tienen la culpa, pero sí son soldados de primera línea en esta batalla por construir un futuro mejor. Por ello, es importante agradecerles, ser consciente de sus sacrificios y recordar que, al final, este es un viaje que hacemos juntos.

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